Vender sin pausa, criminal necesidad de la globalización
(John Berger)
El autor
extrapola las interpretaciones metafóricas de la pintura (en este caso, el Tríptico
del Milenio del Bosco: representación de
Adán y Eva en el paraíso, el jardín de las Delicias y el Infierno) a la
“absurda globalización”. Por cierto, este cuadro tuve la oportunidad de verlo
en el Museo del Prado cuando visité Madrid hace algunos años. La idea que
subyace en este cuadro está íntimamente relacionada con las alegorías de sectas
del siglo XV, el mundo podría convertirse en un “paraíso” si el mal no
estuviera presente. La superación de este “lastre” inconcebible y antinatural,
supondría un mundo mejor. Primaría el bien sobre el denominado “mal”. Se trata
de un mundo interrumpido constantemente, lleno de incertidumbre e incoherencia,
y “según los casos en los que se encuentren los respectivos grupos sociales” de
agonía.
Se ha generado
un mundo que se puede representar como un triángulo en cuya vértice se
encuentra la riqueza (el poder absoluto) manifestada a través del “mercado
incansable” mediante la globalización; y en la base, en la que se sitúan los
más desfavorecidos (los pobres) con esperanzas de un cambio, derecho a una vida
digna. Como se explica en el texto: “[…] los estado nacionales han perdido su
independencia económica, su iniciativa política y su soberanía […] La nueva
tarea de los estados nacionales es administrar lo que les es asignado, proteger
los intereses de las megaempresas del mercado y, sobre todo, controlar y
vigilar a los que salen sobrando”.
Fernández
Enguita en su libro “Educar en tiempos inciertos” (2009), buscar la manera de
seguir evolucionando, aprendiendo de la experiencia de la vida y no quedar
atrapado en los conocimientos iniciales (básicos).Este autor habla de un nuevo
fenómeno en la educación social. La reciente avalancha de información y
conocimiento, deja en un segundo plano la actividad repetitiva de trabajos y su
posterior supervisión. La vida ha cambiado y se ha pasado de una fase
manufacturera y fordista a otra, donde priman las nuevas tecnologías enmarcadas
en la denominada “era digital”. Se plasma una sociedad del conocimiento con
diferentes perspectivas y aspiraciones.
“La relevancia creciente de la información
y el conocimiento desplaza el peso de la cualificación del componente operativo
al profesional y, de ambos, al científico” (Enguita, 2009:42).
La
formación a lo largo de la vida en nuestra sociedad tiene una incidencia
directa sobre la empleabilidad, aunque parece que no se relaciona con la
verdadera actividad que posteriormente se lleva a cabo en el puesto de trabajo.
Las credenciales, por tanto, se utilizan por las empresas como meros
indicadores del nivel formativo de los empleados y como criterio de acceso a
determinados puesto considerados de alta cualificación.
Está
claro que vivimos una transformación en la sociedad. Hemos pasado del sistema
de trabajo keynesianismo (fordismo tradicional y práctico) a un posfordismo
donde prima la ductilidad en la producción. Se intenta acomodar la realidad
actual a unos negocios mercantiles anclados en la espontaneidad, repentización
y aparente desorden.
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